domingo, 19 de febrero de 2023

Los secretos de la escritura

Como cada cierto tiempo algún evento despierta mi amor por escribir; confieso que alguna vez fue mi sueño convertirme en una escritora, incluso llegue a pensar en cambiar de carrera, soñaba con la idea de trabajar todo el día frente a una computadora escribiendo para alguna revista, publicando mis opiniones e incluso publicando alguna novela de corte histórico o ficción, siempre con alguna protagonista empoderada; bastante cliché para la escritura de la época actual. Lo cierto es que he escrito algunas historias de ficción, poemas sin mucho sentido y hasta fanfiction, apartes de historias que nacen desde la memoria de mis abuelos y la imaginación que afortunadamente nunca me abandona. La mayoría de mis historias algunas publicadas en plataformas para escritores amateur están sin terminar, me cuesta abandonar y ponerle un punto final a cada historia, pues siento que después de escribir ese temido punto final, es momento de dar un cierre definitivo y no me atrevo a corregir nada más ni a dejar mi imaginación seguir llenando vacíos y aún más importante me causa nostalgia dejar ir un pedacito de mi. 

Y es que la escritura es para mí, mi medio de escape, uno que no me gusta compartir; publico siempre bajo seudónimos y me siento desnuda sí alguien cercano lee alguna de estos apartes que mantengo como un secreto bajo llave y que no comparto, ni siquiera con las personas mas cercanas a mi, un secreto que solo mis manos  y yo... y tal vez mi computadora conocemos. No obstante es divertido confesar estos secretos aquí, en este diario extraño; como un acto voyeur, con la posibilidad de que alguien me reconozca en este espacio, pero la poca probabilidad de ello.

Hoy escribo solo porque si, porque encuentro entretenido dejar mis dedos vagar por el teclado de mi computadora de escritorio, que hace ese sonido característico y me recuerda cuando era niña y escribía largos desvarios en la vieja máquina de escribir de mis papás que lamento profundamente no haber conservado. Estoy sentada mientras mi perra me mira acusándome por aún no apagar las luces y permitirle dejarse ir tranquila en los brazos de morfeo; observando el caos en el que permanece mi oficina/sala en casa, con los pies fríos y una sonrisa en los labios que da la sensación de saber que se puede de vez en cuando disfrutar de los pequeños momentos de la vida, aún cuando mi estomago me recuerde que siempre  hay algún problema por solucionar y que la vida no es tan fácil como poner un punto final, luego de escribir alguna situación que se desenvuelva en un momento feliz. Sin embargo y a pesar de las noticias, de las estupidez humana, de mis propios defectos y embarradas, estoy "pletórica" de poder tener el tiempo de dejar vagar mis dedos y permitirle a mi mente este momento subrreal, este idílico pedacito de tiempo que me regala la vida, esa que por lo general encuentro tan distante, tan solo una idea de mi imaginación, que me cuesta entender que cada paso que doy es real y es que aún no entiendo el concepto de realidad, en realidad por mucho que me esfuerzo, aun no entiendo nada o lo entiendo todo, no lo sé; pero entre mi ignorancia y mi falsa cultura, hoy me siento aquí, con mi viejo cojín rojo, feliz de poder respirar... de poder escribir. 

  

No hay comentarios.: